Ana Pantoja es una mujer de raíces nariñenses, nacida en el municipio de Túquerres, Nariño. Vive en Pasto con su padre, dos hermanos y sus inseparables perros, Dólar y Luna, quienes se han convertido en parte esencial de su vida. Sus recuerdos de infancia están llenos de momentos alegres en el campo, corriendo con sus hermanas y disfrutando de la libertad de la naturaleza.
Ana tiene una profunda conexión con su cultura, su gente y la educación. Para ella, la felicidad no se mide en bienes materiales, sino en la capacidad de servir a los demás. Su mayor sueño es contribuir al bienestar de la sociedad, a través de la educación, un sector que considera clave para el futuro de cualquier comunidad. «La educación es el motor que transforma vidas», dice Ana con una convicción que solo quienes han dedicado su vida al servicio del otro pueden expresar.
Felicidad para soñar
Ana es ingeniera de sistemas con una especialización en gerencia de proyectos y una maestría en educación y docencia. Su carrera en el programa ProFuturo comenzó en Leticia, Amazonas, donde fue tutora. Esta experiencia le permitió comprender las necesidades del sistema educativo en diferentes contextos. Con el paso del tiempo, su labor creció y la llevó a otros municipios de Colombia, como Tame, Fortul y Saravena, donde se convirtió en asesora pedagógica, trabajando con docentes y estudiantes en zonas apartadas del país.
En los años 2020 y 2021, Ana asumió la posición de líder de modelo abierto, un rol que le permitió apoyar a los tutores en su labor pedagógica. Desde 2022, tras años de aprendizaje y dedicación, se ha desempeñado como Coordinadora del programa ProFuturo. Su principal motivación es el impacto positivo que puede tener en las vidas de los niños y niñas a través de herramientas digitales que promueven el pensamiento crítico, la colaboración y la comunicación. «Cuando un niño aprende siendo feliz, se despierta en él una chispa que lo impulsa a soñar, crecer y contribuir», dice Ana, convencida de que este es el poder de ProFuturo.
Aunque el trabajo de Ana no es fácil, su pasión y compromiso la impulsan a enfrentar cada reto con una sonrisa. Como coordinadora, su principal responsabilidad es asegurar que el equipo trabaje con dedicación y amor por lo que hace. Sus jornadas son largas y demandan constante comunicación y coordinación con tutores, asesores pedagógicos y líderes de equipo. No se trata solo de estar frente a una computadora o resolver problemas administrativos, sino de estar en el campo, en contacto directo con las realidades de los docentes y estudiantes.
Para Ana, lo más gratificante es ver cómo las herramientas de ProFuturo transforman las aulas en espacios de aprendizaje dinámico y lleno de vida. «Ver las sonrisas de los niños al aprender, saber que estamos sembrando semillas de cambio, es lo que más me motiva», comparte con una mirada llena de satisfacción. Sin embargo, los desafíos también son grandes, especialmente cuando se enfrenta a la resistencia de algunos docentes o la falta de recursos en ciertas zonas. Aunque para Ana, cada dificultad es una oportunidad para fortalecer el compromiso y avanzar.
Liderar con el corazón
Ana es una líder que transmite conocimiento y amor por su labor. Una de las historias que más la ha marcado fue la de una docente en Arauca, Alexandra Walteros, quien logró hacer un uso autónomo de las herramientas digitales de ProFuturo, logrando resultados impresionantes en sus clases. Para Ana, estos logros son la prueba de que, cuando los docentes reciben apoyo, pueden transformar las vidas de sus estudiantes y, con ello, el futuro de una comunidad.
Para ella, ser Coordinadora de asesores pedagógicos implica gestionar equipos, y ser una fuente de inspiración para los involucrados en el proceso educativo. «Lo que hacemos hoy tiene un impacto directo en el futuro de nuestros estudiantes», reflexiona Ana, sabiendo que su trabajo está sembrando las bases para un mañana mejor.
Su historia es un ejemplo de cómo el liderazgo con empatía, la pasión por la educación y la capacidad de servicio pueden transformar vidas. En un país lleno de desafíos, personas como Ana Pantoja nos recuerdan que, con compromiso y amor, podemos construir un futuro lleno de oportunidades para los niños y niñas de Colombia.