Genera motivación para que sus alumnos, en medio de sus contextos, puedan seguir volando.
Bogotá, octubre de 2024. – Cerca del mar Caribe, bajo un sol resplandeciente y entre calles adornadas con casas de colores vibrantes, un niño de cinco años de mirada profunda solía correr tras su mamá y sus hermanas, intentando elevar una cometa. Veinticinco años después, con esa misma mirada, Eliécer Francisco Martínez impulsa a sus estudiantes con amor y empatía, intentando elevar la educación en Barrancabermeja.
El profesor Eliécer Francisco nació en el municipio de Lorica, Córdoba. Allí, mientras jugaba con tapillas, bates y bolitas de trapo, cultivó su pasión por la lectura, el conocimiento de nuevas culturas y el baloncesto. A los 14 años, cuando le asignaron la parte cívica en el colegio, eligió dar clases en comunidades cercanas, ubicadas en zonas rurales. «Me di cuenta de que había muchos niños que no contaban con internet ni bibliotecas y carecían de recursos esenciales para su educación», recuerda.
Él se dedicaba a llevar libros para que los niños leyeran, desarrollaba nuevas estrategias y llevaba computadores y proyectores para mostrar películas y videos educativos. Poco a poco, comenzó a ver cómo los niños aprendían y se motivaban con las clases. «Ahí nació mi vocación por la docencia. Terminé el colegio, me presenté a la universidad y estudié pedagogía. Luego encontré una oferta de trabajo en Barrancabermeja y tomé la decisión de vivir aquí».
Amor por la educación
Trabajando como docente, Eliécer Francisco conoció el programa ProFuturo, a través de la tutora Ángela Fuentes. Ella le habló sobre el proyecto y lo animó a participar. Fue uno de los pioneros en inscribirse en el curso para adquirir nuevas ideas e implementarlas en el aula. Su primer curso con ProFuturo fue «Gamifica tu proyecto», un viaje maravilloso hacia un aprendizaje dinámico.
«Es gratificante enseñarles a los alumnos el amor por la educación. Esta región ha sido azotada por la violencia y enfrenta muchas dificultades. Siempre les digo que la solución para salir de la violencia es estudiar; todo es más complicado cuando una persona no se forma académicamente. Estudiar representa un mejor futuro, una calidad de vida».
«Me siento feliz cuando mis alumnos se gradúan y continúan sus estudios o comienzan a trabajar. Algunos de mis primeros alumnos ya son profesionales y eso me llena de satisfacción. Siempre les decía: ‘Soy una persona joven y ya soy docente. Ustedes también pueden lograrlo’. Muchos lo han conseguido, otros no».
Entender para mejorar
Entre las dificultades que Eliécer Francisco ha enfrentado como docente, la desmotivación de los estudiantes es una de las más desafiantes. «A veces quiero salir del aula con ellos para enseñar la parte práctica y no solo la teórica, pero me encuentro con muchas barreras. Se necesitan permisos y seguros que muchos estudiantes no pueden obtener y el transporte también influye. Cambiar la forma de enseñar es un proceso complejo, lleno de obstáculos».
En este contexto, Eliécer ha descubierto que la estrategia más efectiva para motivar a sus alumnos es implementar videos, juegos lúdicos y actividades interactivas en sus clases. «Brindar clases dinámicas y divertidas es fundamental. Necesitamos llegar con nuevas ideas para inspirar a los estudiantes a investigar».
«Para mí, la docencia lo es todo. Es la base fundamental de la sociedad. Los docentes debemos conocer el entorno de nuestros estudiantes para guiarlos y apoyarlos. Hay alumnos que enfrentan situaciones difíciles que los desmotivan y es crucial entender esas circunstancias y mostrar empatía».
«Recuerdo a una alumna que había sufrido por la violencia; sus padres se habían ido y ella vivía con una tía. Al principio, la veía desmotivada y triste. Le pregunté si sus papás tenían celular y le empecé a prestar el mío en los recreos. Ella les hacía videollamadas, y poco a poco comenzó a motivarse. Le di consejos sobre cómo continuar su educación y le hablé del apoyo disponible para víctimas de violencia. Me escuchó, terminó el colegio y se fue a estudiar a otra ciudad».
De mi experiencia con ProFuturo, recuerdo que Ángela Fuentes nos decía que debíamos considerar el contexto de nuestra región en el aula y analizar las circunstancias de cada alumno. Ese consejo lo he puesto en práctica durante años y me ha ayudado a ser mejor persona y mejor docente. Con ProFuturo, he vivido una experiencia enriquecedora y maravillosa».
A orillas del río Magdalena, en el departamento de Santander, un profesor de 30 años, de mirada profunda, se levanta con ilusión a las cuatro de la mañana. Eliécer Francisco Martínez, desde la ciudad de Barrancabermeja, desarrolla estrategias de escucha y motivación para que sus alumnos, en medio de sus contextos, puedan seguir volando.