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Un ejemplo de perseverancia y amor, una guerrera que sigue luchando por sus sueños y por el bienestar de su familia.

Bogotá, septiembre de 2024. – Ana María cierra los ojos, guarda silencio y recuerda con nostalgia las caricias de su abuela paterna. Aunque ella ya no está, su amor perdura en su corazón, tan dulce como los mangos que colgaban del árbol en su patio, con los que preparaban jugos y jaleas. “Recuerdo el sabor de sus hallacas y su pollo al horno. Manjares que permanecen intactos en mi memoria. Mi abuela Chilito, como le decíamos de cariño, fue quien me enseñó a hacer empanadas venezolanas con pasión y alegría”.

Mientras Ana María evoca los momentos vividos en la casa de su abuela, sus ojos se llenan de nostalgia, no solo por Chilito, sino por su familia y su patria. En 2019, con su hija de cinco meses en brazos y una maleta que traía más juguetes que ropa, Ana María llegó a Bucaramanga, Colombia. Seis meses antes, su esposo había llegado con la esperanza de abrirse camino con la ayuda de un amigo. Desde entonces, Ana María ha luchado por ofrecer una crianza presente y mejorar su calidad de vida, emprendiendo diversos negocios.

 

El Camino del Emprendimiento

 

Comenzó vendiendo donas, quesillos, postres y empanadas. Sin embargo, la pandemia detuvo sus ventas. Con el dinero de una rifa, decidió vender productos de belleza. Poco a poco, fue ganando clientela que aún conserva. Además, recibió premios como licuadoras, planchas de ropa y ollas. Con sus conocimientos en belleza, comenzó a planchar cabellos; con las ganancias, adquirió un secador, cepillo, churruscadora, planchas y dos máquinas de afeitar. “Tengo un espejo y varias herramientas para peinar. Mi negocio ha ido creciendo y lo realizo desde casa. Manejo mi tiempo entre mi hija y mis emprendimientos. Cada logro me llena de emoción y me motiva. Es una felicidad inmensa”.

Ana María atribuye su éxito a su fe en Dios y a la pasión que pone en lo que hace. “Quiero decirles a las mujeres que nunca es tarde para lograrlo. Inténtenlo, no importa si caen. En la vida, nada es fácil, pero tampoco imposible. Todo se puede lograr con fe, confianza y amor”. Comenzó con un espejo, una silla y una plancha, y hoy su emprendimiento, “Gran Bendición”, cumple tres años.

Durante este tiempo, ha participado en cursos y capacitaciones para seguir aprendiendo. “Me gusta adquirir nuevos conocimientos. Soy una guerrera de Dios, siempre dispuesta a aprender y ayudar a los demás”. Sobre el Foro Regional Coordenadas, realizado por la Fundación Telefónica Movistar en Bucaramanga, dice: “Me gustó el enfoque hacia los adolescentes y la juventud. Aprendí la importancia de conocer y entender los contextos para el desarrollo y crecimiento de nuestros emprendimientos”.

 

Sueños Imparables

 

“Tengo ganas de salir adelante y hacer que mis emprendimientos crezcan. Soy migrante y he vivido situaciones difíciles en mi país. Estar lejos de mi familia no ha sido fácil. Aunque tengo la bendición de vivir con mi hija, mi esposo y mi mamá, extraño a cada uno de mis seres queridos. Desde que salimos, la vida ha cambiado; las navidades ya no son lo mismo, pero uno debe esforzarse y seguir luchando por sus sueños”, afirma Ana María.

Ana María está agradecida con el país que le abrió las puertas, pero siempre sueña con volver. Quiere recorrer las calles que la vieron crecer, abrazar a su familia y recibir los consejos de sus tías. Su sueño incluye tener una casa propia con patio y lavadero, y en ella, emprendimientos exitosos que inspiren y empoderen a madres solteras a trabajar con horarios flexibles, para que puedan estar con sus hijos, conscientes de que el tiempo no vuelve.

Con una hermosa sonrisa que combina alegría y nostalgia, Ana María ha decidido emprender en el mundo de la decoración de fiestas infantiles. Comenzó con la fiesta de su hija y pronto extendió su negocio a las celebraciones de sus vecinos. “La decoración me apasiona. Aunque he realizado varios cursos, aún me faltan algunos implementos, como un inflador eléctrico. Pero eso no me detiene; con amor, entrega y un inflador manual, me defiendo”.

Ana María Bueno es un ejemplo de perseverancia y amor, una guerrera que sigue luchando por sus sueños y por el bienestar de su familia. Su historia inspira a todas aquellas que, como ella, día a día se esfuerzan por forjar un futuro mejor para sus hijos.

*Los Foros Regionales Coordenadas de Fundación Telefónica Movistar ofrecen a los jóvenes acceso a oportunidades educativas, de emprendimiento y laborales para promover su desarrollo personal y profesional.

Ana María Bueno: La Belleza de una Guerrera
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