Descubre la inspiradora trayectoria de Tirso Benítez, un apasionado docente que encuentra en la Escuela de Robótica Inclusiva de la Fundación Telefónica Movistar una oportunidad
Dentro del equipo de la Secretaria de Educación, donde el eco del conocimiento resuena con cada paso, se encuentra un alma dedicada a sembrar las semillas del saber y la innovación. Se trata de Tirso Benítez, un apasionado docente que enseña sobre Mecánica Industrial a jóvenes de grado sexto y séptimo, sin embargo, cuyo compromiso con la educación va más allá de las aulas: es una verdadera vocación que impulsa el cambio y la transformación en la vida de sus estudiantes.
Tirso se presenta ante sus alumnos como un guía en el fascinante mundo de la mecánica industrial. Graduado en diseño tecnológico en la Universidad Pedagógica Nacional, su sed de aprendizaje lo ha llevado a convertirse en un candidato prometedor para una maestría en Educación en la Universidad Nacional. Pero su pasión por la enseñanza no se limita a los libros y las aulas convencionales; está impulsado por un deseo ardiente de llevar la educación a nuevas alturas.
En este contexto, la Fundación Telefónica Movistar desempeña un papel fundamental en la evolución profesional de Tirso. Comprometida con la educación inclusiva y la innovación tecnológica, la Fundación lo ha acogido en su Escuela de Robótica Inclusiva, donde cada clase es una oportunidad para explorar, aprender y crecer.
Programando la innovación
El interés de Tirso por la robótica ha sido una constante en su vida, hasta que un día, navegando por las redes sociales, encontró una oportunidad que cautivó su corazón: la convocatoria abierta de la Escuela de Robótica Inclusiva. «Previamente he conocido cosas que ha hecho la Fundación en temas de robótica y dije ‘uy, debe ser espectacular, pues hagámosle a ver si se me da» comenta emocionado.
Al ser contactado para unirse a las clases, Tirso ingresó con conocimientos básicos de programación, pero esto no fue un impedimento. Desde el primer día, se sumergió en las lecciones virtuales con satisfacción plena. «Nunca había tenido la posibilidad de aprender programación en bloques y de intentar. Así que, me pareció muy chévere. Además, la metodología del profesor es muy particular y efectiva, ya que todos aprendimos algo. Desde aquellos que no saben absolutamente nada hasta los más avanzados», expone Tirso.
Este profe no solo ha adquirido conocimientos sobre robótica, sino que ha descubierto el poder transformador de la programación, una herramienta que ha integrado con éxito en sus lecciones en un colegio del distrito de Bogotá, llevando la experiencia educativa de sus estudiantes a nuevas alturas. Ya tiene planes para enseñarles más sobre mecánica con el valor agregado de la programación.
Las clases de la Escuela de Robótica Inclusiva
Este año, la Escuela de Robótica Inclusiva ha adoptado un enfoque híbrido para sus clases. Los estudiantes que residen fuera de Bogotá pueden conectarse virtualmente a través de Teams, mientras que aquellos que viven en la capital pueden asistir presencial. Aunque algunos podrían considerar que la enseñanza virtual tiene limitaciones, Tirso destaca que las metodologías son tan atractivas que incluso sus compañeros han mostrado avances significativos.
«Tengo una compañera de La Guajira que ingresó a las clases sin conocimientos previos en programación y robótica, no sabía nada, pero logró crear un proyecto muy impresionante en programación por bloques, ella sola», explica Tirso.
Con entusiasmo el docente expone que ese caso, por otro lado, ejemplifica que la edad no es un obstáculo para aprender, sino que las ganas, el autoaprendizaje y la motivación son los verdaderos impulsores del conocimiento.
Esta es una historia más que nos inspira contar, pues el profe Tirso desde ya trabaja en proyectos para replicar lo aprendido en las clases con sus estudiantes y y para enriquecer sus aulas con la programación, una habilidad fundamental en la era actual.
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